- Federico Barreto -
Loco de rabia y despecho,
resolví en cierta ocasión,
abrir a mi amada el pecho
y arrancarle el corazón.
Así sabré dije fiero,
si el corazón de la ingrata
que sin piedad me maltrata,
es de piedra o de acero.
La aceche, luego sin calma
y con un largo puñal
rasgue el seno virginal
de aquella mujer sin alma.
Y cuando a mis pies la ví,
un grito horrible lance
¡ y mis manos sepulte,
en la herida que le abrí !
Busque, luego, temerario
dentro de su pecho impío
y su pecho estaba frió,
como el fondo de un osario.
Busque…, busque con tesón
y no halle lo que buscaba;
¡ la mujer que tanto amaba,
no tenia corazón !
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